21.1.08

SIN CANONES, SIN DOCUMENTOS FALSOS NI PATRAÑAS

Contestando a un supuesto comunicado de una Sociedad de Gestión cuyo original no he logrado encontrar en la red pero que un socio ha enviado a la AMEE y a ASCAM.org escribí lo que sigue. Como el documento en sí no hace falta para entender mi carta la publico de igual manera. No obstante he solicitado al socio que me diga donde obtuvo el comunicado y pondré el enlace inmediatamente una vez me responda.
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Hoy en día las Nuevas Tecnologías han propiciado un cambio de paradigma con el nuevo milenio y un nuevo modelo de negocio para nosotros se ha perfilado. Un modelo que nos permite gestionar nuestro trabajo creativo de forma directa permitiéndonos tener un mayor control sobre nuestro patrimonio, nuestras obras musicales, obteniendo nosotros un mayor beneficio económico y ganando a la vez acceso por parte del público en general al mismo en detrimento de ciertos intermediarios que han venido utilizando prácticas abusivas.

Al igual que el invento del soporte fonográfico (disco, casete, dvd, etc) supuso un cambio en el modelo de negocio de la música lo está siendo ahora Internet, la Web 2.0 y las comunidades virtuales. En aquel entonces muchos "intermediarios" del negocio de la música no supieron adaptarse al nuevo modelo aunque lo intentaron. Y aparecieron "otros" intermediarios. Ahora está ocurriendo lo mismo pero con una notable diferencia; este nuevo modelo está "democratizando" tanto el derecho de los creadores a distribuir su trabajo como el derecho de las personas a acceder a la creación de su tiempo, a la música de sus contemporáneos. Por otro lado los intermediarios aprovechan su poder para intentar crear fórmulas que permitan seguir manteniendo su negocio ya obsoleto.

No me voy a extender en lo que ya todos conocemos. Antes podías crear música, tener un grupo o tocar la guitarra pero era la industria, previo contrato leonino, la que decidía si tu música tenía derecho a ser escuchada o no, donde, cuando, como y hasta se permitía "recomendarte" arreglos y cambios a tu obra. Es más, era capaz de firmarte un contrato y no publicarte solo para impedir que "compitieras" con algún producto suyo ya distribuido y no pudieras así “irte a la competencia”. Hoy en día cualquier creador, sea del estilo que sea, puede colgar su música gratuitamente en la red en sitios como myspace o canariasmusica.com o en su propia Web y sin preguntar ni depender de nadie.

Lógicamente esto pone nerviosos a los que se acostumbraron a "dirigir" y obtener beneficios de la "intermediación". El resultado de esta situación es que parte de la industria, viendo que el negocio se les escapa entre los dedos, están "moviendo ficha" y buscando remedio. Por ejemplo las compañías discográficas ya no se conforman con vender discos, fueron incluyendo los derechos editoriales, luego el "merchandising" y ahora ya la representación artística y la contratación obligatoriamente. Todo en uno. Pero esta técnica de "todo en uno" la quieren aplicar todos. Sociedades de gestión incluyeron a editores ampliando así "negocio", también publicando discos y ahora hasta compran teatros para programar música en directo e invierten en grandes escuelas de música privada en un increíble "todo en uno" como decía. También se preparan para la creación de un gran sindicato y cooperativa para "regular" la contratación de músicos en directo. ¿Recuerdan lo que vaticinaba Queen en su canción Radio Gaga? ¿Un ente único que decide que música hay que escuchar y cual está prohibida? ¡Gensanta que miedo dan!

Pero una de las estrellas es, sin lugar a dudas, el canon digital. Especie de impuesto que en vez de gestionar la Administración Pública gestiona una organización privada. Un dinero que se recauda indiscriminadamente entre la gente que compra CDs, reproductores de mp3 o teléfonos con cualquier fin, sea el que sea, y que se reparte discriminadamente entre los que más discos venden. Una jugada maestra basada en el prehistórico canon del casete que "ahora lo aplico a todo lo que pueda y que gestiono yo mismo con mi propio mecanismo".

Todo evento produce también su efecto contrario. Ante la libertad que ofrecen a los músicos las Nuevas Tecnologías en el siglo XXI los poderes conservadores y reaccionarios estrechan sus redes para no perder su poder político, económico y mediático.

Así que de un lado tenemos a las sociedades de gestión, editoriales, discográficas, copyright y en definitiva el "modelo de industria musical del siglo pasado" y de otro lado tenemos al individuo, Internet, Web 2.0, comunidades virtuales, P2P, copyleft, las nuevas discográficas, la autogestión y en definitiva el "nuevo modelo de industria musical".

Y esto debería ser una cuestión de libertad como lo he repetido hasta la saciedad en esta bitácora. No se trata de acabar o prohibir un modelo u otro. Que cada uno pueda elegir el modelo que libremente considere más apropiado según su criterio.

Pero el canon obliga a los que nos decidimos por el nuevo modelo a pagar el lujo de los otros. Los que colgamos nuestro trabajo en Internet y licenciamos nuestra obra con licencia copyleft cada vez que nos compramos, por ejemplo, un CD para grabar nuestro trabajo les regalamos un dinero a los que parece que ya ganan un dineral. ¡Un dislate!

Podría parecer que a la antigua industria no le queda más remedio que hacer lo que está haciendo. Craso error. En el nuevo modelo hay sitio para sociedades de gestión, editoriales, discográficas, representantes, etc. solo que de una forma más racional, menos prepotente y menos "abusiva". Sin cánones, sin documentos falsos ni patrañas.

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