16.8.11

LA INNOVACIÓN EN POLÍTICA CULTURAL CANARIA

La situación económica actual nos ha abocado a importantes recortes en la inversión que en el caso de la industria de la cultura se han visto especialmente agravados.

Consecuencia de estos profundos recortes, tal y como se advierte en el reciente estudio publicado por el Consejo Económico y Social de Canarias, ha sido la degradación del sector productivo de la cultura en las Islas que nos ha hecho pasar de líderes nacionales durante 10 años a estar en la cola en la actualidad. De ejemplo de crecimiento en Canarias a caída del empleo por encima de la media nacional. Un desastre en definitiva y no solo en términos económicos si no también en términos sociales ya que, como afirma el CES, "la cultura presenta una característica de bien público, o de externalidad en el consumo, de modo que su consumo privado beneficia a su vez al conjunto de la sociedad, con un importante papel en la calidad de vida, y produce sinergias en las actividades creativas y de la innovación”.

Precisamente por esta circunstancia son ya muchos los agentes que cuestionan si es el momento de invertir millones de euros en importar grandes fastos culturales en vez de hacerlo en la industria local. Nos planteamos si no es más productivo a nivel económico y social invertir en la extensa cadena de valor local que genera la industria de la cultura en el Archipiélago y que devuelve casi un 4% al PIB canario con una inversión que no llega ahora al 1%. Nos cuestionamos si no es el momento de consolidar una industria innovadora y motor de nuestra economía preparándola para la búsqueda de nuevos productos, nuevos modelos de negocio, nuevos nichos de mercado y dotándola de las herramientas necesarias para la exportación posterior de nuestros productos.

Así mismo el cambio de paradigma que ha supuesto Internet en la distribución de contenidos culturales ha propiciado una evolución profunda en los hábitos de consumo cultural de la población. Se abandona paulatinamente el modelo de negocio centrado en el soporte tangible, como está pasando muy especialmente con la música. Cada vez se venden menos discos, pero se comparten más archivos lo que produce un mayor consumo que se traduce a la vez en que la gente vaya a más conciertos (según demuestran las memorias de las sociedades de gestión). Así que paulatinamente se abandona un modelo de negocio en el que el disco era el centro, a otro en el que prima el contacto directo con los consumidores. Esta situación es especialmente evidente en Canarias en la que ya resulta prácticamente imposible la distribución de discos de artistas locales. Sencillamente la mercancía no rota y esto hace que los pocos puntos de venta que van quedando no quieran tener los CDs ni en depósito.

Sin negar la importancia indiscutible de que en Canarias se importen eventos que acerquen a la ciudadanía a las culturas foráneas y los eventos internacionales, debemos tener la certeza de que es muchísimo más importante el crecimiento de las industrias culturales locales, formar a nuestros creadores emergentes brindándoles oportunidades de desarrollar sus propuestas para así potenciar la exportación de servicios y productos culturales que compensen nuestra "balanza de pagos". Porque la riqueza de Canarias la debemos medir por lo que vendemos y no por lo que compramos.

Resulta escandaloso, frustrante para nuestros jóvenes creadores y artistas, como la administración en general invierte cientos de miles de euros en un único espectáculo cuando con esa misma cantidad se generarían miles de actividades diferenciadas que; dinamizarían cientos de espacios "muertos de contenidos"; que animaría a la inversión privada en sectores empresariales; que harían proliferar contratos a cientos de profesionales de la cadena de valor de la industria cultural canaria; que generarían impuestos; y que movilizarían a decenas de miles de canarios como usuarios, como público y como inversores pagando su entrada.

En estos momentos convulsos en los que la economía exige austeridad, inversión inteligente, innovación, rentabilidad, búsqueda de nuevos nichos de mercado y consolidación de las empresas se hace necesario afrontar una nueva política cultural por parte de la administración que abandone de forma decidida y clara viejos modelos en declive que no generan riqueza y que rompa con el desequilibrio sistemático y endémico entre la subvención a la importación de grandes eventos culturales y la inversión en industria cultural local que revierta en el PIB.

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