El conocido “caso Soto”, que ayer fue visto para sentencia, parece haber quedado finalmente en un pulso entre el copyright y el copyleft.
Mientras que la industria musical plantea que el software p2p diseñado por Soto es competencia desleal para su negocio y que vulnera el copyright, la defensa de Soto, copylefteros de alta alcurnia, ha dejado sobre la mesa que no hay caso porque la herramienta nunca es culpable del mal uso que pudieran hacer sus usuarios y que por el contrario el software diseñado por Soto es necesario para la distribución de música copyleft.
Dicho de otra manera; la industria, cansada ya de perder juicios contra la que se le viene encima (un cambio de modelo de negocio inevitable), ha cambiado de estrategia y busca desesperadamente una jurisprudencia y un titular mediático que le ayude en su campaña del miedo y a hacer sus últimos estertores algo más gratos. Por otro lado la defensa como respuesta ha unido la inocencia de Soto a la proyección mediática del copyleft y a conseguir más jurisprudencia todavía que reconozca, entre otras cosas, a estas licencias libres como realidad pujante.
Era inevitable. Tarde o temprano tenía que ocurrir lo que nunca debió pasar; ver en los tribunales el caso copyright versus copyleft. Pase lo que pase me imagino que se recurrirá. Eso parece evidente. Así que habrá que esperar mucho para tener sentencia firme. Pero es probable que este no sea el último, el definitivo.
Suerte compañeros.
Mientras que la industria musical plantea que el software p2p diseñado por Soto es competencia desleal para su negocio y que vulnera el copyright, la defensa de Soto, copylefteros de alta alcurnia, ha dejado sobre la mesa que no hay caso porque la herramienta nunca es culpable del mal uso que pudieran hacer sus usuarios y que por el contrario el software diseñado por Soto es necesario para la distribución de música copyleft.
Dicho de otra manera; la industria, cansada ya de perder juicios contra la que se le viene encima (un cambio de modelo de negocio inevitable), ha cambiado de estrategia y busca desesperadamente una jurisprudencia y un titular mediático que le ayude en su campaña del miedo y a hacer sus últimos estertores algo más gratos. Por otro lado la defensa como respuesta ha unido la inocencia de Soto a la proyección mediática del copyleft y a conseguir más jurisprudencia todavía que reconozca, entre otras cosas, a estas licencias libres como realidad pujante.
Era inevitable. Tarde o temprano tenía que ocurrir lo que nunca debió pasar; ver en los tribunales el caso copyright versus copyleft. Pase lo que pase me imagino que se recurrirá. Eso parece evidente. Así que habrá que esperar mucho para tener sentencia firme. Pero es probable que este no sea el último, el definitivo.
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