Decía John Lennon que la vida es lo que ocurre mientras estamos ocupados haciendo planes. Y bien saben los Dioses que esta frase la tengo siempre muy presente en mi vida cotidiana.
Tantas veces me han ocurrido cosas distintas a las que tenía planeado que por eso mismo suelo mantenerme bastante tranquilo ante posibles situaciones difíciles ya que nunca sabes lo que terminará ocurriendo. Esto no quiere decir que me haya hecho un pasota y que nunca prepare nada. ¡Que va! Soy de los que preparo todo minuciosamente… pero sonrío cada vez que la vida me gasta una broma y me lo pone todo al revés de lo planeado poniéndome en la tesitura de tener que improvisar.
Por si fuera poco, tengo pruebas fehacientes de que nada de lo que te ocurre es obligatoriamente lo que parece a simple vista. Son muchas las veces que me han ocurrido “putadas” (hablando mal y claro) que con el tiempo se han tornado en situaciones maravillosas que me han llevado a escenarios y a estadios muy superiores.
El pasado domingo internaba a mi hijo mayor para una larga operación de corazón. El Lunes despertaron a mi hijo a las seis y media para tomarle la temperatura, la tensión y ponerle una crema anestésica en las manos para que al ponerle las vías no le doliera. Me dijo que le apetecía mucho operarse. Eran las ocho y media de la mañana y ya estaba preparado el quirófano, todo el equipo y esperábamos solo el traslado cuando nos informan que la doctora que tenía que operar se puso enferma y se canceló la intervención.
Horas después estaba dando un magnífico paseo en compañía de mi hijo por el paseo de la playa de Las Canteras, bajo una suave brisa y un cálido sol primaveral prematuro.
Tantas veces me han ocurrido cosas distintas a las que tenía planeado que por eso mismo suelo mantenerme bastante tranquilo ante posibles situaciones difíciles ya que nunca sabes lo que terminará ocurriendo. Esto no quiere decir que me haya hecho un pasota y que nunca prepare nada. ¡Que va! Soy de los que preparo todo minuciosamente… pero sonrío cada vez que la vida me gasta una broma y me lo pone todo al revés de lo planeado poniéndome en la tesitura de tener que improvisar.
Por si fuera poco, tengo pruebas fehacientes de que nada de lo que te ocurre es obligatoriamente lo que parece a simple vista. Son muchas las veces que me han ocurrido “putadas” (hablando mal y claro) que con el tiempo se han tornado en situaciones maravillosas que me han llevado a escenarios y a estadios muy superiores.
El pasado domingo internaba a mi hijo mayor para una larga operación de corazón. El Lunes despertaron a mi hijo a las seis y media para tomarle la temperatura, la tensión y ponerle una crema anestésica en las manos para que al ponerle las vías no le doliera. Me dijo que le apetecía mucho operarse. Eran las ocho y media de la mañana y ya estaba preparado el quirófano, todo el equipo y esperábamos solo el traslado cuando nos informan que la doctora que tenía que operar se puso enferma y se canceló la intervención.
Horas después estaba dando un magnífico paseo en compañía de mi hijo por el paseo de la playa de Las Canteras, bajo una suave brisa y un cálido sol primaveral prematuro.
6 comentarios:
Me alegro mucho, Enrique. Y que más bien venga por bien.
Un saudo.
en dos dias listo y en tres olvidao, si es que los chavales crecen que no te das cuenta que ya te han llenado la casa de peludos vaciandote el mueble bar y vacilando a las chavalitas
Pues que puedas vivir mas momentos como ese.
No soy de los que suelo contestar a los post, aunque me parecio que este si era de verdad importante.
Un saludo
Gracias a todos.
En realidad es lo realmente importante...
Nunca dejo comentarios pero sin conocerte me ha llegado, enorabuena por pensar asi.
Un saludo.
En hora buena que tu chaval se sanó y luego tuvieron una escena maravillosa entre ustedes. Suerte
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